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"Mientras pienso en tus labios entreabiertos, mis manos libres escriben palabras sobre tu pecho y me sumerjo en el recuerdo…líneas que trazan una historia. Algo que Roberto nunca imagino hacer mas hoy descubre su verdadero talento tras la ausencia de Fernanda."
Roberto joven
ejecutivo al frente de un negocio prospero de propiedades, Fernanda su mujer
decoradora y creadora de todos sus ambientes, los dos hacían una herramienta
perfecta, una fusión entre gestión empresarial de Roberto y la creatividad del
diseño de ella.
La pareja
perfecta, dividiendo su tiempo entre la empresa y la vida social, que por
cierto era muy intensa porque de eso dependían sus negocios, trabajólicos
totales, se han dedicado tanto al trabajo que se olvidaron de los hijos, llenos
de adrenalina constantemente que nunca supieron donde empezaba la familia y
donde terminaba el trabajo, envueltos entre viajes, compromisos laborales nunca
sintieron que estaban ausentes de sus propias vidas, porque de alguna u otra
manera siempre estaban estrechamente conectados, los roles de cada uno estaban
muy bien definidos.
Hoy Roberto
sentado en su escritorio se cuestiona cada capítulo de su vida con Fernanda, en un respiro profundo reflexiona... si no
hubiera sido tan estructurado… si tan solo por un momento me hubiese dejado
llevar por ese gramo de locura de Fernanda. -Se toma la cabeza con sus manos, siente que el dolor traspasa sus barreras.
Si bien es cierto en los años de casado nunca hubo jerarquía porque su
relación siempre se basó en el respeto, donde eran socios compañeros, iguales;
ninguno de los dos adquiría más protagonismo que el otro, pero la extrovertida
Fernanda con su jovialidad, con sus riesgos, con su espontaneidad siempre
solía destacar.
La vida se encarga
de dar oportunidades pensaba Roberto, aún ensimismado en su oficina,
oportunidades que pasan por delante y no la sabemos aprovechar, ¿vale la pena
el riesgo? Se preguntaba…
Las cosas suceden,
hay que hacer que ocurran, no puedes esperar debes actuar siempre decía
Fernanda.- Roberto en cambio siempre preciso, poniendo limites, su principal
objetivo era triunfar en los negocios y ser reconocido por su éxito
profesional, su mundo era pequeño, inyectado las 24 horas del día en su
producto, todo giraba en torno a lo que él llamaba su necesidad.
La llegada
de Exequiel fue algo inesperado, un hombre de artes, no muy ligado a los
negocios, solo los que le daba su veta de artista, lo que casualmente lo llevo
a una reunión social que marcaría su vida para siempre.
Con una copa en la mano
y apreciando la exposición de ambientes conoce a Fernanda que precisamente
estaba dando una charla explicativa de estos. La vio y desde ese momento ella
se transformó en su sueño, no lo pensó dos veces y como todo artista, loco
soñador agarro sus maletas literalmente y se vino a la ciudad, sin pensar
incursiono en este mundo inmobiliario solo por estar cerca de Fernanda,
rápidamente se instaló y surgió la conectividad con la empresa de Roberto, el
desafío para Exequiel lejos estaba de ser el proyecto inmobiliario...iba más allá
era otro el propósito, su objetivo Fernanda.
Suelen decir que los
artistas poseen un dejo de locura y es allí a la hora de compartir con ella que
Exequiel desplego toda su sensibilidad, su estilo, su identidad. Era ineludible
la conquista de esa mujer por lo tanto se mostró muy interesado en el producto,
al extremo de cambiar su vida distendida, por la responsabilidad de este
complejo proyecto. Exequiel como buen artista aplico todo su conocimiento en
los espacios, en los colores y la comodidad que debían tener las propiedades
basados en sus gustos personales, Fernanda
que amaba las texturas, el color
de los ambientes, evidentemente quedo cautivada por la pasión que puso aquel
hombre que acababa de llegar a sus vidas . Roberto no le pareció nada extraño
esa afinidad espontanea de su mujer con este nuevo compañero de trabajo, para
él era lo más habitual del mundo ya que Fernanda se dejaba querer muy luego.
Fernanda sentía una emoción muy grande cada mañana cuando aparecía
Exequiel, se sentía muy bien, incluso era posible sentir ese cosquilleo en su estómago
varias veces al día estando junto a él, sin embargo Fernanda se cuestionaba esa
sensación pero a la vez era lo que esperaba, lo deseaba, sentía que no era
dañino más bien se transformaba en una motivación para su vida cargada de
responsabilidad.
Llena de sentimientos encontrados sentía que en cualquier momento
perdía el control, lo que significaba que si esa sensación de libertad, de
respirar, de ser autentica que experimentaba al lado de Exequiel se hacía
reiterativa sufriría y al mismo tiempo terminaría acabando con la vida de
Roberto y ella.
-la vida está llena de
sorpresas- decía Fernanda para sus adentros
Cuando ella creía que lo tenía todo, su casa, su esposo, una
vida sin aprensiones económicas, profesionalmente una mujer exitosa y completa
según ellos a excepción de los hijos, pero ese no era tema porque era una
decisión de ambos en su matrimonio, por lo tanto nada que reprochar. Aparece
Exequiel este hombre lleno de contradicciones que solo coincidía con ella por
la sensibilidad adquirida en lo que hacían, viene a revolucionar todas sus
hormonas…se sentía frágil, insegura ante su presencia, sentía que ya no podía
mirarle a sus ojos debía concentrarse volverse fría calculadora, detener ese
sentimiento rápidamente, sabía que bastaba un solo paso para dar rienda suelta
a sus instintos, Exequiel la observa desde el escritorio…
-Fernanda estas de ánimo para la entrevista de los Ferrada?-
Con voz firme y segura avanzando por el pasillo pregunta Roberto…
Ajena a lo que acontecía en la oficina divagando en su
fantasía Fernanda no contesta...
-Fernanda cariño me escuchas?- Vuelve a preguntar Roberto con
un dejo de molestia y con un gesto en sus manos le pide explicación a Exequiel, ella aún no reacciona.
-Ha sido una jornada extenuante!- Exclama Exequiel – déjame a mí,
y se levanta de su escritorio avanza hacia Fernanda con los papeles de la
entrevista en la mano y le susurra a través del oído.
-Hoy entregaremos los terrenos a los Ferrada !!, -te sientes bien?-con voz aguda,
envolvente sutil.
Fernanda alza la mirada hacia Exequiel como si obedeciera solo
a su llamado... -he hecho esto antes no te preocupes ¡ -le responde, evita seguir
mirándole, sin ni siquiera molestarse a observar a Roberto que frunciendo el
ceño y balbuceando entre dientes ha vuelto a su oficina.
Hoy es un día de
aquellos en que la tensión se ha tomado el escenario de trabajo.. Roberto que
no pierde el tiempo en filosofar, no se detiene en pensar en detalles, para él
los negocios son una oportunidad factible, enfocado cien por ciento a los
resultados y a la productividad no advierte lo peligroso del ambiente.
-Estas lista Fernanda? Reclama Exequiel – llegaremos tarde.
-No me tardo dame dos segundos¡- replica Fernanda, camina
hacia la oficina de Roberto ultiman ciertos detalles, Fernanda antes de
despedirse le mira con ternura ...
-¡Todo perfecto!-dice Roberto y mueve su mano como diciendo
algo más.
-Todo perfecto.- responde Fernanda, no olvides que te amo
balbucea, dejando un escrito en el escritorio con un gesto de niña traviesa
esperando respuesta pero nada, Roberto sigue en lo de él.
Exequiel ya en la camioneta espera en forma impaciente a esta cautivante mujer que olvidaba su cartera y volvió por ella.
Ha comenzado el viaje a los terrenos
baldíos en las afueras de la ciudad, donde
los esperan los Ferradas. Ha comenzado la aventura piensa para sus adentros … Exequiel que
ya ha comenzado a conducir, ha decidido tomar la ruta más corta pero complicada
con el solo fin de aprovechar el tiempo que le sobraría para dedicárselo a Fernanda.
Un viaje lleno de expectativas para Exequiel y sus intenciones,
Fernanda sabía desde muy temprano que ese día marcaría su vida. Rápida y
decididamente, comenzó la aventura sin el más mínimo resentimiento o
arrepentimiento, sabía que aquel día volvía a significar de alguna manera su
libertad, necesitaba huir de aquel juicio, de aquella inquisición, en la que
llevaba inmersa demasiado tiempo. La rutina, las estrictas normas de Roberto y
ciertos sucesos desafortunados habían marchitado y complicado la convivencia
este último tiempo, la situación se había vuelto muy incómoda.
El trayecto lo comenzaron en silencio, avanzaron rápidamente dejando las
áreas residenciales de la ciudad y ya comenzaba el camino a campo abierto, en
cuanto salen a la carretera.
-¡Mentira! ¡Pero ya he recorrido 30km!- Exequiel exclama.
-¡¡Ni tú mismo te crees la marca!! - le comenta Fernanda que
iba concentrada en llevar toda la documentación en regla,
-Exequiel sonríe-…y respira profundamente, el paisaje era
esplendido, una mañana totalmente veraniega, la suave brisa del viento que
entraba por el ventanal aliviaba el calor de la cabina, Fernanda se aflojo el
pañuelo que llevaba en el cuello contemplando aquel prado extenso que veía por
primera vez, Exequiel desvía ligeramente la mirada hacia Fer. Y observa la
silueta de la única mujer que lo había vuelto loco, su cara era totalmente
natural, no usaba maquillaje, hoy llevaba unos vaqueros sencillos y una camisa
blanca, el calor hacia que su ropa se pegara a su cuerpo y eso la mantenía
incomoda.
-¿Qué ocurre? ¿Va todo bien?- le pregunta Fernanda, Exequiel
avergonzado le cambia el color de la cara.
-No solo un poco cansado, pero ya no queda mucho-. Aquel
hombre despeinado se concentra en el volante, respira y llena sus pulmones de
un aroma silvestre dispersando las ideas que pasearon por su cabeza en un
instante, tras adentrarse en la carretera se vislumbra una pista de tierra que se adentra en la espesura de un bosque, a
través de él se accede a las tierras de interés por los Ferrada. Se aprecia una
carretera estrecha, con árboles y vegetación frondosa a ambos lados, la música de Mariah Carey resuena en el interior del vehículo, la
frondosidad de la vegetación, confiere al paisaje un tono de cuento, como en
aquellos relatos que el niño se pierde en el bosque capturado por las hadas
encantadas. Exequiel conduce despacio, pendiente de la carretera, ya se
encuentran muy cerca, pronto podrán amarrar el contrato de venta y luego
disfrutar con Fernanda en un lugar, planifica en su mente Exequiel mientras el
paisaje se repite delante de él, la carretera cada vez más estrecha, las hojas
de los arboles comienzan a caer sobre el cristal, Fernanda tararea bajito la
melodía de Mariah y no despeja los ojos de la ruta, la música inunda el
ambiente y Exequiel disfruta de la alegría de Fernanda.
Habían
pasado más de un mes y esta era la primera vez que Exequiel y Fernanda se
encontraban a solas por tantas horas.
Fernanda con las mariposas en el estómago cuando uno
siente emoción sigue pegada en el paisaje exterior para no delatarse, después
de algunos obstáculos logran salir de ese camino tan frondoso y llegan al sitio
indicado, un contrastante espacio casi inhóspito en comparación con el camino
que acababan de dejar. Se bajaron de la camioneta y esta bella mujer se sintió
aliviada al ver la presencia de Los Ferrada que ya estaban en el lugar. Se
sonrieron y se saludaron con un fuerte abrazo.
Lorenzo Ferrada y Sra. eran
personas encantadoras y eso hizo disminuir la tensión que venía trayendo por
estar a solas con Exequiel.
-Aquí están los planos y los papeles en regla, Lorenzo-comenta
Exequiel. Lorenzo revisa rápidamente y mira a su alrededor.
-Tengo grandes planes para este terreno-confío plenamente en
sus manos.
-Esto será un magnifico proyecto-. Replica Lorenzo.
-No lo dudes, no te defraudaremos-, balbucea Fernanda tomando del
brazo a Lorenzo en un gesto de cariño.
Ya concretada la
venta in situ, Los Ferrada se despiden y comienzan su retorno, todo fue muy rápido
y expedito por lo tanto se podían tomar
unas horas para alguna actividad extra pensó Exequiel.
Nuevamente se encontraban solos, llego el momento de irse. Exequiel
se adelanta y le abre la puerta de la camioneta, en un intento por esquivarse Fernanda
vuelve la cara y quedan frente a frente.
-¿Estás de acuerdo en que la química es impresionante?,- le
dijo en voz baja mirándola fijamente y ella asintió cerrando los ojos, sin
reaccionar... sintió que la boca de Exequiel se apodero de la de ella y no pudo más
que dejarse llevar y responderle con la misma intensidad que el demostraba, en un beso largo, húmedo, apasionado se dijeron todo lo que estaban sintiendo. Él se quedó mirándola y
le dijo - ¿no sabes las ganas que tenia de darte un beso?- ella simplemente
acarició su mejilla.
-Esperé todo este tiempo-. Los dos amantes son envueltos en
una atmósfera de sensualidad y sexualidad mutua, un sentimiento y un deseo
maravilloso y completo que los convertía en uno.
Fernanda era tan frágil y
regalona, el tipo de mujer que un hombre anhela instintivamente acariciar y
proteger entre sus brazos, tenía un cuerpo menudo, bellamente conformado que
las manos de Exequiel sudaban y anhelaban tocar esas regiones de intimidad,
donde las mujeres desean ser tocadas, sentía
la respiración de Fernanda muy agitada, no podía ser más que un sueño, aquello
se repetía en la cabeza de Fer, no queriendo admitir lo que estaba viviendo,
por un momento intento apartarse pero Exequiel la apretó hacia el dejando
sentir su miembro excitado justo sobre ella. La boca de Exequiel se posó en sus
labios para acallar sus palabras, la abrazo con fuerza acariciándola entre sus
piernas
, -¡tócame!- le balbucea Exequiel en el oído. Ella ya sentía que desfallecía
de deseo y jadeaba con su pulso muy acelerado, Exequiel tenía un extraño efecto
que la hipnotizaba. Con Roberto nunca había sentido así, ese incontrolable
deseo sexual que le provocaba este hombre, en sus brazos descubriría
placeres que la llevarían al éxtasis total. Exequiel la tomo entre sus brazos y
la acomodo en el asiento trasero, Fernanda ya no podía respirar, el simple roce
de sus manos tenían su cuerpo mojado, sus pechos endurecidos parecían que se salían
ya de su camisa blanca, al mismo tiempo que su cuerpo se contorsionaba lujurioso.
Ya nublada su mente y con el solo pensamiento de sentir, solo esperaba entre sus
piernas ese miembro delicioso, atraparlo entre sus paredes para sentir la más
emocionante de las sensaciones, Exequiel se toma su tiempo y a pesar de la excitación
contempla su delicada lencería que la saborea con su labios, con delicadeza
acaba de retirar toda su ropa quedando expuesta totalmente a ese hombre, que le
entregaría hasta su alma, la mirada de Exequiel envolvente, penetrante, la
desquiciaba de placer, lentamente le beso sus pechos encendidos como el fuego y
bajo despacio hasta su miel, Fernanda quería estallar, quiso tocarle ella su
miembro, pero él la retuvo con un gesto de sus manos.
-Quédate quieta bebe…- le dijo susurrando, la besó despacio
entre sus labios carnosos de su sexo...en su lengua había una perfecta conexión,
mientras Fernanda arqueaba todo su cuerpo sintiendo placer, le hundió sus dedos
en su sexo ya mojados por tanta excitación,
Fernanda humedecía sus labios, y acariciaba sus pechos sin poder evitar
suplicarle a gritos a ese hombre que solo quería sentir su miembro en sus
cavidades, solo quería ser penetrada, ya con una lujuria incontrolable Exequiel apretado dentro
de ella... envolvente en su cremosidad, penetrándola cada vez más profundo, estrujándola,
llevándola cada vez más al éxtasis exploto su semen y derramo su leche en todo
su cuerpo, en ese tesoro que lo enloqueció, ella se había entregado sin
reservas, sin reparos completamente a él, ese hombre la había llevado a ese
mundo secreto de sensaciones de su piel, aun Fernanda ya extasiada con su
orgasmo, gemía entrecortada, sus latidos entrecortados, se intensificaron
cuando otra vez este hombre, bajo a su sexo y aspiro sus fluidos con su
pecaminosa boca llegando hasta sus terminaciones nerviosas sintiendo la liberación
de otro orgasmo, estallando en lágrimas... solo de placer.
Él era su
pecado, era su perdición, ya calmados y abrasados, aun sentían el calor entre
sus piernas.
-¡¡Deberías temerme!!-. Son las primeras palabras que salen de
la boca de Exequiel. Ella tomó aire, conocía esa sonrisa casi malévola, que se desprendía
de su boca. Fernanda sonríe temerosa deleitándose con la exclusividad de saber
que nadie más que él tendría su cuerpo, ni descubriría sus secretos como lo hizo
él.
Es hora retornar a la ciudad comenta
Exequiel mientras cubre a Fernanda con cada una de sus prendas en forma
delicada y sutil, el tiempo ha transcurrido raudamente, y se apresuran a
partir, de pronto, Exequiel se detiene antes de empezar a conducir, observa
fijamente a Fernanda y le dice:
-tus labios entreabiertos me provocan amarte y eso me duele-.
Una frase que se esparce en el aire de ese terreno casi sin vegetación.
Fernanda sorprendida, silenciosa se estremece, parece respetar esas palabras
colgadas al viento.
Exequiel balbucea nuevamente -¡¡Esto fue más que sexo, más que
pasión Fer!!
-Quisiera poder corresponderte y quererte de una manera
rotunda-tragó saliva-. ¡Pero tú sabes que debemos dejarlo así!- Con un djo de triztesa comenta Fernanada.
Sin mucho que
agregar, Exequiel se apresura a conducir. Un silencio profundo se apodera del
ambiente. Se podrían decir mil palabras, sobre este especial suceso, pero
ninguno se atreve, porque ninguno tiene la intención, de provocar algo que
rompa ese momento mágico lleno de sensibilidad, sensualidad y placer que ha
cambiado desde hoy sus vidas.
El pasado que los espera en la ciudad no parece ya
importar mucho, el clima afectivo que se vive en estos momento hace posible
perpetuar ese sentimiento definitivo, sin pronunciar palabras Fernanda se recostó al lado de su brazo, y le dedico
la mejor de sus sonrisas como en agradecimiento por lo vivido.
Solo quedan tres horas para llegar y Exequiel desea que el
tiempo se detenga, han tomado la ruta oficial y el terraplén de la izquierda de
la carretera va ganando metros a medida que el vehículo avanza, ha comenzado a
caer una llovizna y Exequiel a conectado el limpiaparabrisas, mientras silva
una melodía de Adele, otra cantante favorita de Fernanda. La llovizna se hace
muy intensa y el parabrisas se bloquea, la melodía de Adele (Make
you feel my love) llega a sus compases más marcados, por momentos Exequiel
deja de tener visión de la carretera, la lluvia parece tapar totalmente el
cristal delantero, Fernanda se desespera, el vehículo comienza a patinar, Exequiel aferrado al volante intenta maniobrar pero la camioneta vuela sobre el
suelo de la carretera. Después de varias vueltas en el aire, la camioneta termina
en el suelo, la música Adele inunda el camino, en el que la camioneta de ambos
amantes, deformados y mal heridos yace boca abajo.
La música
desborda la soledad del paisaje, un vehículo pasa despacio por la carretera
poco transitada, el sonido estridente de la música sorprende a sus ocupantes, se detienen y enseguida
localizan el vehículo accidentado, el golpe parece mortal. Bruscamente ha cesado
la música de Adele y el silencio se apodera del lugar, un silencio descarnado,
el mundo de estos amantes, sus proyectos se han detenido en este silencio
ensordecedor…
Los ocupantes
del vehículo detenido avanzan hacia el siniestro, a medida que se acercan ven
que algo se agita entre los fierros de la camioneta accidentada, en medio de
ese paisaje tan desolador, aparece una mano de mujer por la ventanilla se
mueve, hace gestos. Cuando por fin llegan donde se encuentran los dos cuerpos
un escalofrió recorrió a los otros ocupantes del vehículo detenido, sin pensarlo dos veces uno de ellos se cruza
en medio de la carretera con una linterna en la mano, un tercer vehículo se
aproxima , le hacen señas, pero pasa a gran velocidad, pasaron dos o tres minutos,
y el mismo auto que había pasado de largo, volvía en dirección inversa, paro
junto a los otros pasajeros del auto anterior, se bajó alterado dirigiendo sus pasos hacia el accidente, sus
ojos brillaron de dolor, mientras caminaba desfallecía y su rostro se hacía más
blanco, sus ojos clavados en la ensangrentada mujer,
-¿Aún está viva?-. Su voz casi de ultratumba. El peatón pone
su mano en su pecho y se da cuenta que aun late su corazón. Roberto como pudo
la tomo entre sus brazos, la llevo sobre su pecho, la sintió como hielo, en el desgarro mas profundo aprieta entre
sus dedos el trozo de papel que Fernanda había dejado en su escritorio, que
decía...
“Perdóname Roberto, intenta por todos los medios ser feliz.”
Tuya para siempre,
Fernanda.
Apretándola con más fuerza le reclama…. ¿por qué, por qué
adiós de esta manera?- Solloza antes de perder la calma-. ¿Por qué?-. La última
mirada de Fernanda para decirle:
-Roberto
perdóname una vez más...Sentirse inmortal no es vivir de acuerdo a tu perfección,….
La vida es arriesgarse...a morir por un sueño.
LUNA CÓMPLICE
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querida amiga,,,excelente,,, escribes con una gran sensibilidad y con unas palabras hermosas,,, me gusto mucho,,, felicidades,,, un gran abrazo,,, marissa
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